Jornadas Académicas VI Centenario Papa Luna

El Papa Luna, persona siempre de consciencia y saber, concluyó en el castillo de Peñíscola su combatido trayecto terrenal con consideraciones filosóficas sobre la adversidad y la vida, aplicando cual remedio a las distintas situaciones de la existencia humana, composiciones literarias propias, como ferviente creyente y destacado humanista: “contra toda miseria y tribulación que acaesce a toda criatura humana”.

Los elementos que configuran el paisaje cultural de una tierra son aquellos que lo identifican y definen. Desde su creación y transformación a lo largo de más de setecientos cincuenta años han servido de referentes para individualizar nuestros pueblos y paisajes naturales y artificiales que van, des de la arquitectura hasta el cultivo de los campos, el acondicionamiento de los edificios y enriquecimiento con las llamadas obras de arte, el mobiliario y el aprovechamiento de los recursos naturales para la creación de más y mejores productos. Y su conexión con otros pueblos cercanos por encima del Río Sénia, por encima del Riu “de les Truites” y por debajo de las tierras de la Plana y de València. En ellos reside el presente y el futuro de nuestras tierras.

Conocer los alimentos, su procedencia, preparación y manufactura, así como sus características y particularidades permite entender cómo funciona y se organiza una sociedad en su conjunto o un grupo más reducido dentro de un contexto más específico, como la Curia Papal de Benedicto XIII, durante su estancia en el castillo de Peníscola.

Poder distinguir los variados productos que se consumían y las mercancías importadas, sus lugares de procedencia, así como identificar los víveres que el Papa Benedicto XIII ofrecía a sus embajadores e invitados, brindan la oportunidad de explicar una faceta poco conocida de la vida en el castillo de Peníscola durante el primer cuarto del siglo XV.